Casen revela bajo efecto de subsidios al empleo en ingresos de población más vulnerable
El IFE representó el 33,6% de los $53.412 que en promedio recibieron los hogares en el mes por bonos.
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Con 2,1 millones de personas en condición de pobreza gatillada por la contracción de los ingresos laborales, el aumento de 58,1% del monto entregado en subsidios estatales frente a 2017 jugó un papel de contención crucial.
De acuerdo con un análisis de los datos de la Encuesta Casen del Observatorio del Contexto Económico (OCEC) de la UDP, las transferencias monetarias estatales que recibieron los hogares en un mes -de $ 53.412 en promedio- pasaron de representar el 3% del ingreso monetario de las familias a 5,5% del mismo.
Dicho resultado se explica “principalmente” por los aportes diseñados para enfrentar la pandemia.
Así, el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) representó el 33,6% del monto promedio de los subsidios.
Si bien en el cuadro general estos aportes representan el 2% del ingreso mensual monetario promedio -que en el grueso incorpora los del empleo y los subsidios-, el economista de la OCEC-UDP, José Acuña, destaca que por su diseño fueron “gravitantes” dentro de los hogares de los deciles más bajos.
Por ejemplo, en el primero representaron el 24,6% de los $ 124.479, mientras que en el segundo fueron el 15,8% de los $ 306.152 que obtuvieron en promedio.
Por el contrario, el experto pone el acento sobre el bajo impacto que, en el conjunto, desde 2011 han reflejado los subsidios al empleo.
En el cuadro general del ingreso monetario por hogar (que llega a $ 950.063, descontándole el aporte de las ayudas asociadas al Covid) son el 0,13%, es decir, el porcentaje que representan es “ínfimo”, incluso en los deciles de menores ingresos.
Ahí la relación es impactante en donde los $905 que se contabilizan por los bonos al trabajo de la mujer, empleo joven e Ingreso Mínimo Garantizado, son sólo el 0,73% de su ingreso promedio.
Para Acuña parte de las razones que explican esta baja incidencia está en el diseño que no conversa con la composición del empleo. Explica que el subsidio al empleo joven y el bono al trabajo a la mujer, están dirigidos a quienes están hasta el 40% más vulnerable según el Registro Social de Hogares (RSH) y se le suman requisitos ligados esencialmente a los asalariados formales como cotizaciones al día, por ejemplo. Dichas ocupaciones son las que menos se ejercen en los deciles de mayor vulnerabilidad.
“Las características de la inserción laboral es un elemento adicional a considerar para este segmento de la población”, concluye el experto, ya que son factores que explican por qué los montos no logran mover la aguja en los ingresos de los hogares más vulnerables.